miércoles, 17 de diciembre de 2014

Segovia, tú antes molabas

En 1520, el recién coronado Carlos I convocó a las Cortes de Castilla en Galicia. Las Cortes estaban de capa caída: cada vez eran menos el órgano de representación protodemocrático que habían sido en la Edad Media y sólo se convocaban para pedir dinero y juntarse los amigotes para tomar algo. La última moda en Europa era el absolutismo, lo más cool era arrodillarse ante un rey.

Los ciudadanos de Segovia estaban mosqueados con este rey alemán y sus ambiciones imperiales. El Nuevo Orden Mundial de la época colocaba a las prósperas ciudades castellanas en un segundo plano. Lo que tenían que hacer era callar y pagar. Así que se reunieron en una plaza convocados por el 15M y Democracia Real Ya. Cuando amainaron los cánticos de "que no, que no, que no nos representan" y "ni lo llaman de democracia ni lo es, oé oé oé, ni lo llaman democracia ni lo es", empezaron los turnos de palabra. No fue una asamblea larga: enseguida decidieron que no iban a dar "ni un puñetero maravedí al germano cabrón", según quedó anotado en el acta. Después de la corta deliberación, volvieron los cánticos. "Sí se puede, sí se puede"...

Entonces los ciudadanos de Segovia se dirigieron a la casa del procurador, que era quien debía representar a la ciudad en las Cortes. Estaba ya haciendo la maleta para emprender el viaje a Coruña, pensando si debía meter el jersey gordo, porque en Galicia suele refrescar, o la rebequita, que pesa menos. La algarabía de la calle le sacó de tan profundas cavilaciones:

- ¡Eh procurador! Vente p'acá, chavalote, que tenemos que decirte una cosa - gritaba el portavoz de la ciudadanía segoviana.
- ¡Dejad de hacer bulla, que estoy ocupado haciendo la maleta! - dijo el buen hombre.
- ¡Que salgas ya o te sacamos! - gritó el portavoz.

El procurador se dio cuenta de que no tenían intención de dejarle en paz, así que salió a la calle para terminar con esto cuanto antes.

- Oye, que hemos pensado una cosa... Que se supone que representas a la ciudad de Segovia y tal, ¿no? - dijo el portavoz.
- Así es, para eso soy Procurador en Cortes, para que el noble pueblo de Segovia tenga voz ante el Monarca que rige los destinos del Universo - respondió el procurador.
- Vale, pues déjate de discursos. Ya hemos decidido lo que tienes que decir en las Cortes esas. Que no soltamos un duro. Segovia no va a financiar los delirios de grandeza del baranda ese, ¿queda clarinete? - resumió el portavoz de los ciudadanos con un tono como muy de "no me no me que te que te".

El resto de la ciudadanía contemplaba la escena. El procurador echó un vistazo al noble pueblo de Segovia y supo leer lo que decían aquellos rostros: "Cuidadito que estoy mu loco". Accedió y partió a Coruña con un mandato claro.

Cuando llegó a la ciudad gallega, tuvo la siguiente conversación con el Emperador:
- ¡Qué pasa Su Majes!
- Schumacher serr piloto fórrmula 1. Yo emperradorr.
- Claro, claro.
- Buen piloto Schumacher perro emperradorr serr más que piloto de fórrmula 1. Bueno, ¿qué tal porr Segovien? Buen cochinillo, ¿eh? Y ese acueducto, ¿seguirr en pie? Romanen dabuten. Yo le habrría puesto corrtinen perro esa es otrra historria.
- Todo bien por Segovia... Ninguna rebelión ni nada parecido. Jeje. Que oye... qué te iba yo a decir... que me han cogido por banda los segovianos y me han comentado... esto... que de pagar nanai.
- Qué serr nanai.
- Nein.
- Palabrra rarra nanai. No gustarr eso de pagarr nein.
- Pues parecía que iban en serio, mein liebe führer.
- Ya verremos - concluyó el Emperador.

Al día siguiente el procurador de Segovia fue el invitado especial del rey que no escatimó en gastos. Buen marisco de las rías, albariño, strippers, cubatazos, fotos con el Pequeño Nicolás... En fin, se lo pasaron en grande. Ya estaban con el habano y la copa de coñac cuando el monarca dijo:
- Entonces, ¿Segovia pagarr?
- Lo que haga falta, tronco. Por ti lo que haga falta, eres mi mejor amigo - dijo el procurador, que iba ya un poco pedo y estaba en la fase de exaltación de la amistad.

Tras la juerga, se reunieron las Cortes y el voto de Segovia fue contrario al mandato que los ciudadanos habían dado al procurador.

Cuando llegó a Segovia, el representante infiel entró a la ciudad poniendo cara de despistado. Un vecino le reconoció:
- ¡Eh tú, procurador! - saludó el vecino.
No hubo respuesta.
- ¡Eh procurador! - repitió el vecino.
- ¿Es a mí? - preguntó el procurador haciéndose el tonto.
- ¡Pues claro que es a ti, pájaro! - dijo el vecino, y luego hizo la pregunta que el otro estaba temiendo - ¿Qué tal en Galicia?
- Ah, pues muy bien, muy bien. Apenas me ha llovido. Muy rico el pulpo, todo muy bonito, por no hablar de la gente... - respondió el procurador.
- Ya ya... pero ¿cómo se ha tomado el emperador que no le vayamos a pagar? - cortó el vecino.

Se hizo el silencio más absoluto. Toda la ciudad parecía estar esperando la respuesta. Tras una ventana con visillo, una vieja observaba.

- Oye, que te he hecho una pregunta - dijo al rato el vecino.
- ¿Cómo? Perdona, estaba despistado. ¿Cuál era la pregunta? - respondió el procurador.
El vecino suspiró, pensando "qué paciencia", y dijo:
- Que cómo se ha tomado Carlos de Gante que no queramos pagarle.

De nuevo, el silencio. Una bola de paja pasó rodando. La vieja'l visillo se ajustó el sonotone.

- Que le has dicho que vamos a pagar, ¿no? - adivinó finalmente el vecino.
- Yo... pues... digamos que... es una forma de hablar, ¿no? Todo es relativo, según se vea, yo no lo diría de forma tan drástica, pero bueno... en fin, para resumir... digamos que sí - balbuceó el procurador al tiempo que intentaba escabullirse.

El procurador corría, pero no avanzaba. Una mano agarraba firmemente su camisa y le sostenía en el aire mientras sus piernas se agitaban inútilmente.

Al día siguiente, uno de los árboles de la Plaza Mayor lucía un extraño adorno, sin ser Navidad ni nada.

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Segovia sigue teniendo muchas cosas que molan. Pasear por la ciudad, una de las más hermosas de Castilla, es una delicia, y sus asados tienen justa fama. Sin embargo, hoy en día apenas se cuelga a los que se pasan la voluntad del pueblo por el arco del triunfo.

Segovia, tú antes molabas.

martes, 25 de noviembre de 2014

Contra la competencia desleal de la realidad

Recientemente varios artistas han rechazado premios otorgados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte alegando que no podían aceptarlos de un ministro que no cuida la cultura como es debido. Las quejas principales han sido los recortes en ayudas y la subida del IVA cultural del 7% al 21%. Sin embargo, ni siquiera se ha mencionado uno de los ataques más brutales que ha sufrido la cultura española en los últimos años. Yo denuncio la competencia desleal que se está llevando a cabo desde la realidad a cierto tipo de literatura.

Una de las tradiciones literarias más fecundas de este país ha sido la sátira. Desde la Edad Media se cultiva el género en lengua castellana, con ejemplos tan ilustres como el Arcipreste de Hita. El Siglo de Oro de las letras españolas supone un gran muestrario de esta tradición con sus letrillas maliciosas, sus pícaros, sus versiones burlescas de los mitos clásicos, sus sueños quevedianos, sus licenciados Tomé Burguillos y otras pullas poéticas, sus críticas en clave a personajes conocidos disfrazados de moros y, por supuesto, con el mayor exponente de la prosa satírica en lengua castellana: el Quijote. En el siglo XVIII la sátira se vuelve ilustrada y didáctica, y en el XIX periodística con Larra y compañía. El siglo XX nos dará el esperpento de Ramón, el teatro de Arniches o el cine de Berlanga. En definitiva, el humor en España se escribe enfadado y las críticas más furibundas se escriben con una sonrisa.

Alberti se preguntaba qué cantan, qué miran, qué sienten los poetas andaluces de ahora. Yo me pregunto qué nos queda a los escritores satíricos de ahora. La sátira depende de la caricatura que, exagerando los defectos, los hace ridículos, o mejor dicho expone lo ridículos que son en el fondo. Sin embargo, es sabido que no se puede hacer una parodia de una parodia y, de igual manera, ¿cómo caricaturizar una realidad caricaturesca?

Basta con mirar cualquier portada de periódico. ¿Acaso podemos caricaturizar el descaro de Esperanza Aguirre, la mujer que afirmó haber destapado la trama Gürtel? ¿O la ineptitud de Zapatero, o la de Rajoy? ¿Es posible exagerar el morro que le echan los políticos en sus excusas? ¿Acaso cuando los mismos partidos que se han corrompido a todos los niveles nos piden el voto para combatir la corrupción hace falta añadir algo para ridiculizarlos? Por no hablar de la arrogancia de ciertos representantes públicos. Sonia Castedo, o el propio Wert son ejemplos insuperables. ¿Y qué me dicen del mal gusto de un Jesús Gil, o de aquel concejal de Marbella que tenía un Miró en el cuarto de baño y una jirafa disecada en el salón? ¡Y el cinismo! Hoy mismo Pedro Sánchez nos anuncia que pretende derogar la reforma del artículo 135 de la Constitución, esa que votaron PP y PSOE juntitos de la mano, porque ha servido de coartada para los recortes de Rajoy. Claro, pretende derogarla... ahora que sabe que la mayoría absoluta del PP lo impedirá. ¿Ese cinismo es exagerable? Y por supuesto Moncloa, Zarzuela, el CNI y todas las instituciones estatales corren asustadas a desmentir al Pequeño Nicolás, que ha afirmado que le encargaron las más delicadas misiones de estado. ¡Por Dios bendito! ¿Me puede alguien explicar cómo caricaturizamos al Pequeño Nicolás, que es una caricatura de Mortadelo y Filemón?

Hoy no puede haber un Quevedo, un Cervantes, un Berlanga... Es imposible, debido a la competencia desleal del periódico. ¡Acabemos con este agravio a nuestras letras!

ACTUALIZACIÓN:

http://www.eldiario.es/politica/Susana-Diaz-seguridad-partido-Podemos_0_329317436.html

Al PSOE no le inspiran confianza los partidos que cambian de idea. ¡Al PSOE!

lunes, 10 de noviembre de 2014

Consideraciones de sentido común sobre la consulta catalana de ayer

Hay debates que producen un cansancio enorme por la cantidad de sandeces interesadas que se dicen. Parece que aquellos en los que están en juego las naciones tienden a ser de este tipo.

Que se diga que es un fracaso que voten más de dos millones de personas en una consulta no vinculante, con la oposición frontal del estado central, con la campaña en contra de la participación de los partidarios del unionismo, es una bobada.

Que se pretenda que un 30 y pico por ciento de participación es un éxito de proporciones históricas es otra bobada.

Ha sido un éxito, sin duda, una gran movilización. Pero no un éxito histórico: recordemos que las anteriores movilizaciones a favor de la consulta también han tenido un apoyo masivo. La cosa no ha variado mucho con la consulta de ayer.

Que se adjudique la abstención en la consulta a una opción determinada y se hagan cálculos del número de independentistas basados en esa premisa es una bobada.

Que se niegue que se ha movilizado más a los independentistas que a los no independentistas y por lo tanto se extrapole el resultado de la consulta (mayoritariamente independentista) al resto de la población, es otra bobada.

Lo que nos dice la consulta de ayer es que el número de independentistas está entre el 20 y muchos por ciento que saldría de dividir el total de votos independentistas por el total de personas convocadas y el 80 y muchos por ciento que resultaría de extrapolar los resultados de la consulta a toda la población. Es un abanico amplísimo, pero cualquier otra interpretación es muy especulativa.

Que se achaque "falta de garantías" a los convocantes cuando desde el gobierno central se han puesto constantemente palos en las ruedas a quienes querían convocar un referéndum en condiciones, es una estupidez mayúscula. Que se achaque a los mismos la falta de participación de interventores partidarios del "no" en la consulta cuando los partidarios del "no" se han negado a participar es idiota.

Que por el otro lado se pidan pruebas de irregularidades a los críticos es lo que se suele llamar invertir la carga de la prueba: hay que hacer lo posible por demostrar que los resultados son limpios.

Creo que, dentro de las limitaciones, se ha intentado hacer las cosas bien. En cualquier caso, si ha habido irregularidades se deben más a la falta de colaboración de los partidarios del "no". Se trata de una profecía auto-cumplida: como creo que la consulta no es válida, me niego a colaborar. Como no he colaborado, la consulta no es válida porque toda la organización ha estado a cargo de los partidarios del sí. ¡Claro!

La penúltima bobada, y en este caso no voy a ser tan equidistante, es pretender que creamos que preguntar a la gente lo que piensa es antidemocrático. Lo siento, no he encontrado ninguna tontería equivalente en el otro bando. Que la gente decida votando no es que sea democrático: es la definición de democracia.

Y por fin la última, y ésta también es una bobada unilateral. ¿Cómo puede decir un legislador que la ley impide algo? ¿Quién hace las leyes? Si la Constitución impide que se pueda convocar un referéndum de autodeterminación es porque los partidos políticos se niegan a plantearse cambiar la Constitución. El problema es político, no jurídico.

Concluyendo: hoy, como ayer (pero la consulta ha sido una muestra más), es evidente que hay una proporción indeterminada de independentistas en la sociedad catalana: en cualquier caso, una proporción lo bastante grande como para que sea necesario, antes o después, un auténtico referéndum vinculante. Está por ver cómo se realizará, si será algo unilateral por parte de las instituciones catalanas o si se llegará a un acuerdo, a través de una reforma de la Constitución Española, con el gobierno central y los partidos estatales. Pero los catalanes tendrán que votar porque es la única forma de desbloquear la situación. Lo veremos, y no creo que tardando mucho.


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EDITO la entrada para hacer algunas ACLARACIONES SEGURAMENTE INNECESARIAS

Siendo exageradamente riguroso, la siguiente frase es inexacta:
"el número de independentistas está entre el 20 y muchos por ciento que saldría de dividir el total de votos independentistas por el total de personas convocadas y el 80 y muchos por ciento que resultaría de extrapolar los resultados de la consulta a toda la población"
Por poder ser, podría ser que en realidad TODAS las abstenciones fueran de partidarios de la independencia y por lo tanto el número de independentistas fuera aún mayor que lo que indican los resultados de la consulta. Sin embargo no creo que nadie se plantee tal posibilidad.

Opino sobre estos temas desde Madrid. No sería la primera vez que alguien me dice "se nota que no vives en Cataluña, porque si vivieras aquí sabrías que" (y sigue una explicación de lo que pasa "realmente" en Cataluña). Lo curioso es que tampoco sería la primera vez que después otra persona me dice "se nota que no vives en Cataluña porque si vivieras aquí sabrías que" (y sigue una explicación de lo que pasa "realmente" en Cataluña totalmente contraria a la anterior). Lo cual demuestra que vivir en un lugar no te convierte en un ser omnisciente en todo lo que concierne a ese lugar, sobre todo si por "lugar" nos referimos a un territorio extenso con una población de millones. El entorno en el que nos movemos tiende a sesgar la opinión que tenemos sobre cómo opina o actúa la mayoría de la gente. Yo por eso trato de basar mis opiniones en datos más objetivos: encuestas, resultados electorales, estadísticas... Trato de hacer lo mismo cuando opino sobre Madrid. Ciertamente vivir en un lugar puede otorgar un conocimiento superior sobre el entorno cultural y por lo tanto una ventaja a la hora de analizar la situación, pero el sesgo del que hablaba antes (salvo que uno sea consciente del mismo y trate de contrarrestarlo) pesa más y puede anular el efecto de ese conocimiento del entorno cultural.

Opino desinteresadamente pues no tengo que posicionarme ni a favor ni en contra de la independencia. Creo que es un tema que concierne a los catalanes.

Aunque fuera catalán, creo que no tendría una actitud muy distinta, pues mi postura en estos temas es una postura tan minoritaria que normalmente ni siquiera se tiene en cuenta. Yo sería de los del No-Sí. Para quien no lo sepa, en la consulta de ayer el No-Sí es un voto nulo, pues la segunda pregunta está condicionada a la primera: se preguntaba, en principio, "¿quieres que Cataluña sea un estado?". Y, "en caso de haber contestado afirmativamente a la anterior pregunta, ¿quieres que sea independiente?". Sin embargo, algunos colectivos anarquistas han hecho campaña por la respuesta No-Sí como una forma de visibilizar que hay más alternativas que las que se plantean: por ejemplo, independencia sí, pero estado ¿para qué? La salida libertaria.

viernes, 31 de octubre de 2014

Formas de entender el anarcosindicalismo

Desde principios de año estoy afiliado a un sindicato y desde hace unos meses, cuando acepté el nombramiento de delegado sindical, estoy militando más activamente en el mismo.

El sindicato en cuestión es CGT (Confederación General del Trabajo), escisión de la histórica CNT (Confederación Nacional del Trabajo). Su origen se remonta a los años 80, cuando se produjo un debate en el seno de la CNT sobre la conveniencia de presentarse a las elecciones sindicales. Los partidarios de no presentarse apelaban a los principios anarquistas de la organización: el trabajador no debe tener representantes: debe representarse a sí mismo. Los partidarios de presentarse apelaban a la necesidad de estar en cualquier ámbito donde se puedan decidir asuntos importantes para los trabajadores, como son los comités de empresa. Ambas partes, según mi punto de vista, tenían razón. Pero las posturas eran irreconciliables y la disputa acabó con la escisión del sindicato: aquellos que abogaban por estar en los comités formaron el sindicato que acabó llamándose (tras una nueva disputa por las siglas) CGT.

El sindicato siguió (y sigue) proclamándose anarcosindicalista, cuestión que es polémica. Para los más ortodoxos (entiéndase la palabra de la forma más neutra posible, no pretendo criticar dicha postura) el hecho de presentarse a cualquier tipo de elección es incompatible con los principios del anarquismo. Además, a causa de la presencia en los comités de empresa, la CGT recibe cierta cantidad de dinero público en forma de subvenciones (una cantidad que se intenta limitar, por ejemplo rechazando subvenciones por formación), cosa que, según los críticos con la organización, compromete la independencia de la misma respecto al estado. En el aspecto de organización interna, sin embargo, no creo que nadie pueda dudar del carácter anarcosindicalista de CGT. Todas las decisiones son asamblearias, cada sección sindical es independiente y los cargos que existen (también los hay en CNT) son puramente organizativos y no tienen poder de decisión, pues el único órgano de decisión es la asamblea de afiliados. En cuanto a la ideología de la militancia, es mixta. Hay anarquistas en CGT y también gente que se ha acercado al sindicato buscando una alternativa, más honesta y combativa, a los sindicatos mayoritarios, pero que no necesariamente comparten el ideario anarquista. Sin embargo, esta cuestión no me parece excesivamente importante mientras se mantengan las formas de funcionar de la organización. Una organización es anarquista si funciona de manera anarquista. Por lo demás, que cada cual piense como quiera. Tampoco en CNT se exige ninguna ideología concreta a los afiliados: basta con ser trabajador.

¿Pertenezco, pues, a una organización anarcosindicalista? ¿Tenemos derecho a llamarnos así y a usar los símbolos que se suelen asociar al anarquismo? Opino que sí: somos anarcosindicalistas, no sólo anarquistas. Entendemos que nuestro deber es estar ahí donde hagamos falta a los trabajadores y hoy en día, por desgracia, o se está en los comités de empresa o se está al margen de la mayoría de las decisiones. No quiero con esto decir que el modelo de CNT no sea útil en muchos contextos: ahí donde el trabajador está dispuesto a movilizarse por sus derechos, no hace falta un comité. Ahí sólo hace falta un sindicato que organice a los trabajadores y canalice la lucha.

El problema es que hay muchos sectores donde las circunstancias dificultan la movilización de los propios trabajadores. Podría poner mi propio gremio como ejemplo perfecto. Soy informático y trabajo en una consultora. Existen causas objetivas que ponen trabas a la auto-organización. La dispersión es una de ellas: en una misma empresa puede haber trabajadores repartidos en cientos de centros de trabajo (decenas de ellos en una misma ciudad). Por otro lado, la subcontratación es generalizada, lo que hace que se dividan las luchas, ya que el compañero que trabaja a tu lado tenga un contrato con otra empresa, que tenga un convenio distinto y unas condiciones diferentes. Además, hay una razón subjetiva para la desmovilización, concretamente, de los informáticos (y quizá sea la más importante): antes de que se incorporasen al mercado laboral las promociones más numerosas de ingenieros informáticos (más o menos cuando me incorporé yo a la profesión), la demanda estaba desajustada con la oferta, lo que favoreció a los trabajadores durante unos años. No existía paro. Si las condiciones de trabajo no te gustaban, no había ningún problema en irte a otra empresa. Los salarios eran relativamente altos y se actualizaban periódicamente... En esas circunstancias, la respuesta de los trabajadores (perfectamente razonable en aquellos años) ante cualquier tipo de explotación laboral no pasaba por la solidaridad, la lucha obrera o los sindicatos, sino por la solución individual. Hace años que cambiaron radicalmente las cosas: hoy somos obreros del teclado. Y no es algo que viniera con la crisis (y por lo tanto no se irá con las "raíces vigorosas"): como decía arriba, el cambio se produjo antes, con la incorporación de promociones más numerosas. Hoy en día sí tiene sentido el movimiento obrero... pero perduran las mentalidades individualistas heredadas del período dorado de la profesión. Nada extraño: es ley universal que las mentalidades cambian más lentamente que las circunstancias.

En tales casos, ¿tiene sentido el sindicalismo anarquista? Creo que sí, y opino que el camino que sigue CGT (al menos en los casos que conozco, como por ejemplo la sección sindical a la que pertenezco) es correcto. Estar en los comités pero seguir convocando asambleas de trabajadores para que aquello que se lleve a las negociaciones con la empresa sea la voz de los trabajadores. Hacer pedagogía, tratar de convencer a los compañeros de trabajo de que nadie puede defenderles mejor que ellos mismos, y brindarles el sindicato como herramienta para hacerlo. Consultando lo más posible e informando con total transparencia para que nadie sienta que se están haciendo cosas a sus espaldas.

Y en eso estamos.

viernes, 17 de octubre de 2014

Brave New World

Estos tiempos que nos ha tocado vivir son una sorpresa constante, un asombro diario, una exaltación continua. Vivimos de asombro en asombro como Alicia en el País de las Maravillas pero sin el inquietante grito de la reina de corazones ("¡Que le corten la cabeza!") porque en este mundo los naipes no hablan y las cabezas se suelen cortar en silencio. El caso es que, como dice el dicho, los tiempos adelantan que es una auténtica barbaridad. Y por supuesto donde más adelantan es en esa meca de los jovenzuelos guapos, listos y ricos, de la moda desenfadada y de al innovación tecnológica; in the land of the free and the home of the brave, of course, pero más concretamente en un lugar que si fuera un monte sería el Olimpo, pero es un valle: Silicon Valley.

Apple y Facebook pagarán la congelación de óvulos de sus empleadas


¡Por fin las trabajadoras americanas podrán liberarse de las esclavitudes biológicas para dedicarse en cuerpo y alma a alcanzar el éxito profesional! Tan sólo se les pedirá a cambio (y es justo, pues la empresa ya paga la carísima congelación de los óvulos) que congelen sus vidas. Además, ¿no lo han hecho ya sus colegas varones? ¿Y no envidian ellas las altas cimas a las que han logrado escalar a base de olvidarse de que existe algo llamado tiempo libre? ¡Pues cómo no van a envidiarles!

No debemos temer a las innovaciones. Al fin y al cabo, dicen que si no se rompe la cadena del frío, la vida no tiene por qué sabernos a congelado.

Tan sólo esperemos que no se quede aquí la cosa. La idea de congelar a diestro y siniestro tiene muchísimo potencial y sería una lástima que nos conformáramos con los óvulos. Así de repente se me ocurre que se podría congelar a los parados hasta que hubiera trabajo para ellos.

¡Oh tiempo nuevo y feliz! Preñado estás de promesas (sin que por ello tengas que pedir permiso de maternidad).

jueves, 25 de septiembre de 2014

El bucle de los Almenos

La primera parte es la más fácil. Seguro que ya lo has hecho. Acércate a un trabajador esclavizado por un trabajo de mierda y dile:
- Al menos tienes trabajo.

Luego viene la parte difícil. Ahora busca un parado. No, eso no es lo complicado. Al menos no en este país... Pero, una vez localizado, tienes que armarte de valor para decirle lo siguiente:
- Al menos no estás muerto.
Quizá te mande a la mierda, pero debes insistir. Dile que los muertos están bajo tierra y él (o ella) caminará bajo el sol (aunque tengas que plagiar a Rimbaud). Al final acabará reconociendo que es mejor estar vivo.

El resto ya viene rodado. Sólo tienes que acercarte a un cementerio y decir a cualquier tumba:
- ¡Al menos no estás esclavizado en un trabajo de mierda!
Si has tomado la precaución de elegir una tumba que en ese momento no esté siendo visitada por ningún familiar, no tendrás ningún problema. Los muertos son dóciles y resignados. Son silenciosos. Y, ya se sabe, el que calla otorga.

En ese momento, habrás completado el bucle de los Almenos. Puedes volver a tu casa y seguir viviendo tu vida, y podrás resignarte a no ser feliz gracias a la seguridad que acabas de adquirir de no ser infeliz.

martes, 29 de julio de 2014

Capilla de San Stewart Adams

San Stewart Adams Ibuprofeno








San Estuardo prodigioso,
Con sentimiento profundo
Todas las muelas del mundo
Cantan tu nombre glorioso.

viernes, 11 de julio de 2014

Luto pálido

Hojeando tus cuadernos
¡cuántas páginas en blanco!
Esperaban tus palabras
y en la espera se quedaron.
Casas son sin habitantes
o pueblos deshabitados,
sin temores ni esperanzas
ni alegrías ni embarazos;
son lugares donde callan
las risas y los enfados,
los suspiros del amante
y los ruidos de los pasos.
Son escenarios vacíos,
son solares desolados,
desnudos de dicha y pena
y desprovistos de abrazos.
Tristes páramos sin vida,
sin placeres ni trabajos,
sin dolor y sin amores,
sin calor, son hielo amargo.
Son partículas de nada,
son el tiempo que has dejado
sin vivir, tiempo que sobra,
tan pesado y tan liviano.
Aunque sigan en la rama,
hojas son de otoño estático:
sin la savia de tus versos
sólo son muerte y pasado.
¡Más les valdría caer
si ya se ha quedado el árbol
despojado de alimento
y dejado de tu mano!
Si me atreviera a arrancarlas
al menos serían pájaros
o barquitos de papel
navegando hacia el ocaso.
Intento leer en ellas
el tiempo que te robaron
el azar, la vida, el cáncer
y tus órganos cansados.
Vislumbrar siquiera intento
el mundo del otro lado,
el reverso de la vida,
el lugar al que has marchado,
y leer que estás feliz,
que el más allá es de tu agrado,
que te dan bien de comer:
ambrosía y un helado.
Las cuadrículas vacías,
su callar cuadriculado,
no se apiadan... ¡ni se inmutan!
Y todo resulta vano.
¡Ay blanco de mi tristeza
sobre ti derramo el llanto!
Que mis lágrimas te mojen
y empañen tu luto pálido.

martes, 8 de julio de 2014

Tempus fugit

Anoche soñé que despertaba y decía: “¡Qué horrible sueño! He soñado que me hacía mayor y llegaba a tener 36 años. ¡Nada menos! Y decía cosas como: bien, me tomaré una copa, pero sólo una, que si no me emborracho. En lugar de hacer lo que un buen chaval de veinte años, que es lo que soy, hace en tales circunstancias, que es rascar los bolsillos en busca de monedas preguntándose para sus adentros si tendrá suficiente dinero para emborracharse. Soñé que hacía muchas cosas sensatas, lo cual es una locura. Respetaba a las autoridades, obedecía casi todas las leyes y era un miembro respetable de la sociedad. Soñé que cuidaba mi salud, me esforzaba por conservar un puesto de trabajo, incluso que, algunas noches, llegaba a dormir ocho horas o que, algunos días, siguiendo los consejos de médicos y nutricionistas, comía cinco piezas de fruta y bebía dos litros de agua. ¡De agua! Y eso no es lo peor… ¡Las nieves del tiempo, qué hijas de puta! Plateaban mi sien. Y yo, pobre de mí, quería evitarlo, pero no fui capaz: sí, les di la satisfacción, a esas malvadas nieves del tiempo, de cantarles un tango. ¡Yo no quería, lo juro! Yo ahí, con la frente marchita, cantando como Gardel pero sin su voz aterciopelada. Y las nieves del tiempo, las muy cabronas, riéndose a carcajadas. ¡Ha sido horrible!”…
Todo esto se lo contaba a mi novia, pero de pronto me di cuenta de que no la conocería hasta los 28 años. Me dio mucha pena tener que esperar tanto para conocerla, y además dejar la cuestión de nuevo al azar de esta vida azarosa. Podría acabar con otro tipo y no me fío de todos esos tipos que insisten en no ser yo. Cayeron copiosas lágrimas de mis tristes ojos, que fluyeron por mi camisa, luego por mis pantalones, para luego caer en cascada al suelo, fluir por la habitación y a continuación por el pasillo, para finalmente perderse quién sabe por qué derroteros hasta llegar a la mar, que es el morir. Así que decidí despertar de verdad.

“¡Vaya sueño!” dije en voz alta. “Soñé que tenía veinte años y volvía a ser alocado e irresponsable. Te hablaba a ti, pero no estabas y me dio tanta pena que tuve que despertar”.
De nuevo hablaba con mi novia, que no estaba porque se había ido a pasar unos días en casa de sus padres, en un pueblecito de Huelva. Que es como irse a pasar unos días al fin del mundo, sólo que en lugar de abrirse el abismo infinito un poco más allá, está Portugal, que no es ningún abismo infinito porque dónde se ha visto que se fabriquen toallas en un abismo infinito.
La estancia vacía callaba ante mis confesiones (en realidad no estaba vacía del todo: contenía aire, algo de mobiliario y tiempo, una cantidad indeterminada de tiempo, aparte de a un servidor, claro está, único habitante de la habitación y del tiempo contenido en ella). Bien es verdad que no le había hecho ninguna pregunta directa, pero si lo hubiera hecho dudo mucho que el resultado  hubiese sido diferente. Las habitaciones son gente callada, cosa que se agradece sobre todo por las noches.
Desde las sombras (que aguardaban pacientemente en las esquinas a que llegase la hora de invadir toda la habitación) caían sobre mi cabeza, blandamente y en silencio, pensamientos mustios. ¿Cuándo dejé de tener veinte años? El día que cumplí 21, claro… Pero la cosa no había empezado ahí. El día que cumplí veinte años, dejé de tener 19… y el anterior dejé de tener 18. El mismo día de mi nacimiento había empezado esto. Nueve meses antes según la Iglesia Católica y otros que consideran que desde la concepción ya ha comenzado uno a morir y por lo tanto hay que dejar que uno lo haga solito, sin ayudas externas.
Nuestras vidas son los ríos, en efecto. Con la misma loca e irreflexiva alegría se lanza uno ladera abajo en la niñez y la juventud, no porque uno tenga prisa por llegar a ningún lugar, sino por el puro placer de precipitarse localmente en una insensata carrera hacia la muerte.  Maduramos (es decir, envejecemos) y nos convertimos en ríos solemnes, anchos, aparentemente pausados. Como si nos hubiéramos dado cuenta de que todo esto acaba en la mar que es el morir y quisiéramos detener la marcha, ya imparable, de las aguas. Si uno se pone bizco mirando tales ríos, desaparecen las olitas que delatan el movimiento. ¡Pura apariencia, engaño de los sentidos! Es lo que tiene ponerse bizco.  Las aguas siguen su camino, siempre fluyen, frustrando las esperanzas del bañista que quería volver a nadar en el mismo río, buscando el mar y, al final, suicidándose gota a gota. Si el agua soñara, seguro que también alguna noche volvería a brincar de roca en roca…

“¡Tempus fugit, amor mío! Cuando vuelvas del pueblo, tenemos que echar un carpe diem”, dije en voz alta antes de volver a dormirme.

miércoles, 2 de julio de 2014

Un crimen perfecto

Levantó la cabeza del ordenador y miró alrededor. Era el momento. No había nadie en la sala, y era probable que no quedara casi nadie en todo el edificio. Se levantó y caminó hacia los aseos. Nada sospechoso. Miró hacia atrás de nuevo cuando estaba en el pasillo que llevaba a los baños, y también al cuarto de la fotocopiadora. Se iban a enterar. Se detuvo antes de llegar a los aseos. Volvió a mirar alrededor: todo tranquilo. La oficina tenía un aire fantasmal, toda vacía y con toda esa luz fluorescente. Esos negreros se iban a enterar. Hora tras hora de trabajo, mal pagado y ni siquiera agradecido. Horarios imposibles, exigencias desatinadas, todo, todo se lo iban a pagar. Entró sigilosamente. Al lado de la máquina estaba el botín, en una caja de cartón. Sería fácil, y ni siquiera se enterarían. Cogió un taco de folios y sopesó la cantidad. Cogió otro poco más. Un golpe perfecto.

Con una sonrisa irreprimible en los labios, salió del cuarto con el botín del atraco bajo el brazo. Ya estaba llegando a su sitio cuando se abrió la puerta de la oficina. Era su jefe.

- Vaya, Fernández, sigue usted trabajando a estas horas.
- En efecto, jefe - dijo y se sentó, dejando los folios al lado del ordenador. - Ya me iba. Usted también está teniendo un día largo, por lo que veo.
- Sí, así es. Aunque yo también me iba. Es que me he dejado las llaves del coche.
- Vaya. Buenas noches. - concluyó, mientras cerraba frenéticamente aplicaciones de ofimática, el navegador de Internet, las herramientas de gestión y otras cosas igual de poco estimulantes.
- Buenas noches, Fernández.

En el coche, camino a casa, escuchó la Cabalgata de las Valquirias y Así Habló Zaratustra, porque era la música más triunfal que tenía en el iPod.

Al día siguiente fue despedido de su trabajo por robar material. Él ya había empezado a usar los folios (y empezó a usar el tiempo libre tras la pérdida del empleo) para escribir la novela que le haría famoso.

"Me encanta que los planes salgan bien" dijo, y se encendió un puro.

martes, 3 de junio de 2014

Mis diez mandamientos

1. No dejes que te convenzan de que la vida tiene otro propósito que ser feliz.
2. Frecuenta a las personas que te hacen sonreír.
3. No postergues innecesariamente, por pereza o dejadez, aquello que quieres hacer.
4. Disfruta de las personas que quieres hoy y no cuentes con que vayan a estar mañana.
5. Perdona rápidamente a quien merezca ser perdonado. Que no se te vaya la vida en perdonar.
6. Ejercita el humor todos los días.
7. Nunca dejes de estar atento a los pequeños detalles que embellecen tu vida diaria.
8. No hagas caso a quien dice que la resignación es una virtud.
9. No pienses que el mundo te debe nada. No pienses que debes nada al mundo. Sólo vive.
10. No esperes a que todas estas cosas te las enseñe por las malas la proximidad de la muerte.

martes, 27 de mayo de 2014

Si las europeas fueran unas generales... gran coalición o a repetir

Parece ser inevitable que unas elecciones europeas se interpreten en clave estatal y se extrapolen sus resultados a unas hipotéticas elecciones generales en las que los mismos partidos obtengan los mismos porcentajes de voto. Seguramente no sea riguroso hacerlo, pero sin duda unas elecciones, sean del tipo que sean, son un indicador a tener en cuenta a la hora de interpretar las inclinaciones políticas de la ciudadanía, por lo que no me parece inútil el análisis.

Una primera corrección a los resultados europeos sería tener en cuenta las diferentes formas de repartir los escaños en unas elecciones europeas (circunscripción única en el estado español) y unas generales (circunscripción provincial). Como ya alguien se ha tomado la molestia de hacer los cálculos, remito al lector aquí y me ahorro hacerlos yo.

Mucho se ha hablado de que estas elecciones significan el fin del bipartidismo en el sistema político español. En efecto, tanto PP como PSOE han obtenido unos resultados bastante peores que en anteriores elecciones. La paradoja, sin embargo, es que si en las elecciones generales próximas la gente votara lo mismo que en estas europeas, el resultado sería, en mi opinión, un gobierno de PP y PSOE, la famosa gran coalición de la que ya se ha hablado bastante en los últimos días. O eso, o habría que repetir las elecciones, porque no creo que haya otra coalición posible.

Utilizo los cálculos de Milhaud que enlazo más arriba. El resto de esta entrada no es más que un copia-pega de un comentario que he dejado en  la bitácora Mileurismo.

De los 350 diputados, PP y PSOE siguen acaparando una amplia mayoría: 244. Por lo tanto, las posibles coaliciones han de incorporar a uno u otro. Dejemos de momento de lado la posibilidad de la gran coalición, y centrémonos en qué podría hacer el PP sin el PSOE y viceversa. Si llegamos a la conclusión de que nada, sólo nos quedará la posibilidad de la gran coalición.

El PP sin el PSOE:
Es imposible que el PP pacte con: IU, Bildu, ERC, BNG, Compromís/Equo y Podemos (en total 68 escaños, más 106 del PSOE nos dan 174 escaños). Es decir, que para gobernar necesitaría todos los demás, los 176 restantes. Estoy siendo generoso suponiendo a estas alturas que el PP podría (cambiando mucho el PP, los convergentes, los jeltzales, o todos ellos) con CiU y PNV. Lo que ya es imposible es pensar que puedan gobernar con esos dos más VOX, UPyD y Ciudadanos. Agua y aceite no se mezclan. Por lo tanto el PP no puede gobernar sin el PSOE.

El PSOE sin el PP:
El PSOE no puede pactar en ningún caso con Podemos ni con VOX. El primero, porque el discurso contra los “partidos de la casta”, entre los que indudablemente están los socialistas, es demasiado fuerte, y el segundo porque puestos a gobernar con alguien VOX optaría por el PP. En total son 20 escaños, más los 138 del PP, 158. Tiene un margen de solo 6 escaños. Entre Ciudadanos y UPyD suman 14, y estos son como agua y aceite con los nacionalistas, que suman bastantes más. Por lo tanto, el PSOE no puede gobernar sin el PP.

Entonces, si nadie puede gobernar sin PP o PSOE, el PP no puede gobernar sin el PSOE y el PSOE no puede gobernar sin el PP… o gran coalición o se repiten las elecciones.


viernes, 23 de mayo de 2014

Disculpas, excusas... ¿y las dimisiones?

El alcalde de Sestao sobre los inmigrantes: "La mierda ya no viene porque la echo a hostias"

Parece que se ha abierto la veda. No sé si se trata de una competición a ver quién dice la burrada más grande, la mayor estupidez, o quien muestra más caradura, pero los políticos están sembrados últimamente. Incluso podría tratarse de una competición (muy igualada) entre la indignidad y la idiotez. La sociedad ha renunciado a considerar a sus políticos ejemplos de nada bueno, pero ¿no podrían al menos ser tontos o malvados de forma más discreta? Al menos nos ahorrarían este espectáculo lamentable...

Pero no. La cosa sigue. Y al igual que Cañete cuando dice "me disculpo pero hay que ver lo mala que es la gente, que critica mis faltas de acierto" (ojo, los simples mortales cometemos errores, los dioses del Olimpo como mucho "faltas de acierto"), vuelven a meter la pata al intentar arreglar las cosas:

El alcalde de Sestao no dimite y dice que 'no podemos permitir que haya personas que vengan a robar'

Pues bien, señor Bergara, no es que sus palabras fueran inadecuadas. Son horribles e inaceptables y debe dimitir o, si no tiene la suficiente vergüenza para hacerlo, su partido debe echarle a patadas (no sé si es cierta la denuncia de SOS Racismo de que se niega a empadronar inmigrantes: si es cierta, no basta con dimitir sino que merece usted una sanción penal ejemplar). Aunque aceptemos su excusa de que sólo se refería a los delincuentes, llamar "mierda" a cualquier persona no se le debe permitir a un político. Los delincuentes no son mierda: son personas que infringen el código penal. Ni siquiera los políticos prepotentes que llaman "mierda" a la gente son mierda, aunque den el mismo asco. Siguen siendo personas, aunque sean personas sin un mínimo de decencia.

(En cuanto a Cañete, mi recomendación es que deje de intentar arreglar las cosas. Si piensa que sus adversarios políticos deberían aplaudirle por las burradas que diga en campaña electoral, que se lo cuente a su asesor de campaña para que le dé una didáctica colleja. Y recuerde que ya la frase que se le critica era para intentar "arreglar" su poco brillante actuación en el debate cara a cara con la candidata del PSOE: déjelo, de verdad, es mejor para usted)

jueves, 15 de mayo de 2014

El hombre que podía vender casi todo

El vendedor veterano había llegado a pensar que, con su experiencia y su habilidad, podría vender cualquier cosa. Aquellas dos eran muchas, pero esto de ahora era demasiado. No había derecho que premiaran su trabajo de años haciéndole vender extraños artefactos invendibles. Esto no era un reto, como le había dicho el jefe. Era un marrón. Y una puñalada por la espalda.
    Naturalmente, en el breve intervalo entre la apertura de la puerta y su posterior cerrado en plenas narices del comercial, ante la incrédula mirada de la paciente ama de casa, aquello era un invento maravilloso. Lo último en Singapur y Londres. Todos quieren tenerlo, señora. Como puede observar está hecho exclusivamente de papel de primera calidad. Y todas estas hojas de papel unidas por un margen, a las que llamamos páginas, están llenas de letras. ¡Puede verlo usted misma! Puede ir leyéndolas secuencialmente pasando estas páginas que le decía de esta manera. ¿Verdad que es fácil? Si desea abandonar la lectura para luego retomarla más tarde, basta colocar un objeto plano entre la página que está leyendo y la contigua y cerrar el artefacto, al que llamamos libro, sin mayores preocupaciones, pues podrá localizar el lugar exacto donde dejó de leer sin ningún problema. Y en este momento el vendedor veterano hizo una demostración práctica con un papelito, con una loncha de jamón serrano y con su propia lengua. ¡Eceledte pegunta, señoda! Eso es lo mejor de todo. Todas esas letras que están en las páginas, si las lee secuencialmente tal como le he mostrado, lo que le cuentan es una historia que jamás ha sucedido. ¡Efectivamente, una trola como una catedral!
    ¿Cómo pretendían que vendiera eso? ¡Y además, sin casco, con lo duras que son algunas puertas! Perra vida, pensó el vendedor. Ir puerta tras puerta y encontrar en una el desprecio, en otra la ira, en otra la burla y en todas dar pena.
    - ¡Qué cabrones, hacerme vender esta mamarrachada! - dijo, sujetando en la mano el objeto que se había convertido en su condena.
    Entonces miró el libro, se sentó en un escalón, y lo abrió por la primera página. ¿No era, al fin y al cabo, lo último en Tokio y París? O en Nueva York y Tres Cantos, no estaba seguro, pero sí recordaba vagamente haber oído que era realmente lo último en algún lugar. Empezó a leer. Absorto, fue pasando páginas con una destreza adquirida durante miles de demostraciones, a intervalos más o menos regulares. De vez en cuando miraba a su alrededor como si hubiera olvidado donde estaba, y luego volvía a mirar la página. Horas más tarde, cerró el libro después de haber leído las últimas palabras.
    Había sido, mientras leía, un príncipe medieval que viajaba en el tiempo para salvar a su amada, que estaba cautiva de unos malhechores intergalácticos. Era una cosa muy extraña. Se había dado cuenta de que podía ser otra persona. Pensativo, bajaba la escalera cuando se tropezó con un vecino que ya tenía la llave en la mano para abrir la puerta de su casa. Decidió abordarle antes de que eso pasara.
    - ¡Buenas tardes, caballero! ¿Tiene usted un minuto para admirar un prodigio que causa furor en Berlín y Estambul? ¡Mire qué hermosura! ¿Y para qué sirve, se preguntará? Déjeme que se lo muestre...
    El vendedor veterano dio lo mejor de sí ante aquel hombre que le miraba boquiabierto. Se gustó tanto que hasta lo alargó un poco más de lo necesario. Finalmente dijo:
    - ¡Y además se lo dejo muy barato! Le cambio todos los libros que contiene este maletín por esas llaves que tiene en la mano.
    - Sin duda, eso parece más caro que unas llaves, aunque sólo sea por el maletín... - dijo el otro, se rascó la cabeza, pensó unos segundos, y respondió: - ¡Trato hecho!
    - No se arrepentirá. Y ya que está usted haciendo tan buenos negocios, le cambio un hermoso uniforme de vendedor casi nuevo. ¡Toque, toque! Es buen género...
    - Lo es... ¡de acuerdo!
    Los dos hombres se cambiaron la ropa:
    - La verdad es que me queda bien este uniforme, - dijo el vendedor novato.
    - Como un guante, - respondió el otro mientras hacía girar la llave.
    - ¡Oiga! ¿No le interesaría comprar esta maravilla que es lo último en Bruselas y Tombuctú? ¡Me los quitan de las manos!
    - La verdad es que no, - respondió el ex-vendedor veterano, entrando sin más en la casa y cerrando la puerta en las narices al novato.
    Caminó por el pasillo hacia la luz que podía verse en el salón. Cuando entró en éste, dijo:
    - ¡Hola, cariño!
    - Hola, amor, - respondió su nueva esposa, sin dejar de mirar el televisor – tienes pollo en el frigorífico. Caliéntatelo si quieres cenar.
    - Bien... ¿Y los niños? - preguntó - ¿Ya están acostados?
    - No tenemos, - dijo la esposa bostezando.
    - Mejor, cariño, dan mucha lata – dijo el ex-vendedor y se fue a la cocina en busca de su pollo.

martes, 6 de mayo de 2014

Injusticia

Dios es llamado misericordioso porque perdona nuestros pecados si nos arrepentimos.

Sin embargo, nadie dice nada del Diablo, que perdona todas nuestras virtudes si pecamos suficiente.

jueves, 24 de abril de 2014

El Monte del Pilar de Majadahonda

Como ya conté en la entrada acerca del Monte del Pardo, venir a trabajar a Majadahonda ha sido una suerte. No es la primera vez que me sucede: ya me tocó trabajar en cierto complejo de oficinas que era todo un vergel en medio del barrio de Hortaleza. En este caso, la fortuna no se acaba en el viaje en tren. Nada más salir de la estación de Cercanías, hay un parque que debo atravesar para llegar al trabajo. Por este camino voy al curro cada mañana:
El entorno me pareció muy agradable el primer día que vine. Me pareció encantador poder contemplar los árboles, arbustos, flores y césped desde las ventanas del edificio donde estoy asignado temporalmente (por desgracia, pues mi próximo destino es una calle del barrio de Ciudad Lineal, uno de los más feos de Madrid). Pero la sorpresa mayor fue cuando, en una sesión formativa, vi algo inesperado por la ventana: un rebaño de ovejas, con su pastor y sus mastines. No pude sacarle una foto en ese momento, pero al día siguiente vi el mismo rebaño cuando iba camino del tren, una vez finalizada mi jornada laboral:
 Sorprendente: repito que se trata de un parque, no es campo campo. Pero es un parque con rebaño. Durante los días siguientes llovió, pero cuando volvió el buen tiempo, pude avistar las ovejas a menudo. ¿De dónde salían?

Poco a poco he ido conociendo el parque. Se trata del Monte del Pilar. En mis primeros paseos, me fui dando cuenta poco a poco del tamaño del mismo, hasta que un día tuve la curiosidad de verlo en Google Maps. Resulta que es tan grande como el resto de Majadahonda (un pueblo de 70.000 habitantes). He aquí una captura:

Los días que hace bueno, después de comer, no me quedo sin mi paseo. He aquí algunas imágenes capturadas durante estas caminatas:

























Y en una de estas, concretamente ayer, descubrí de dónde salía el rebaño de ovejas. En medio del parque hay una granja que, según un cartel explicativo, mantiene el rebaño más por mantener el parque en buen estado que por su interés productivo. Las ovejas evitan que crezca demasiado el pasto, aportan abono, etc. Una manera excelente de aprovechar uno de los oficios tradicionales de la zona. De hecho, el nombre del pueblo viene del pastoreo. Una majada es un refugio para los rebaños y los pastores. Majadahonda significa un refugio tal que está en una hondonada.

Ésta es la granja:

¡Qué pocas ganas tengo de volver a trabajar en Ciudad Lineal!

martes, 22 de abril de 2014

El Pardo visto desde el tren

Desde hace un par de meses he estado yendo a trabajar a una ubicación nueva, en Majadahonda. Uno de los alicientes de este cambio temporal de ubicación es el viaje en tren de Cercanías, pues la línea que va desde la estación de Chamartín hacia Las Rozas, Majadahonda (y luego Príncipe Pío), pasa (entre las estaciones de Pitis y Las Rozas) por un paraje privilegiado y poco poblado de Madrid: el Monte del Pardo.

Esta zona boscosa situada al norte del término municipal de Madrid (y que por el norte limita con otros municipios, ya casi serranos, como Colmenar Viejo) es una sorpresa campestre a pocos kilómetros del centro de la capital. Contiene tanto bosques como dehesas, mayormente de encinas aunque también están presentes otras especies, especialmente pinos. De hecho, es notable la biodiversidad: más de 120 especies de plantas y 200 de animales están catalogadas. No en vano fue coto de caza de los reyes de España primero, después de Francisco Franco: son muy abundantes los ciervos, los gamos y los jabalíes. Hoy en día es un paraje protegido. La mayor parte de la superficie, de hecho, está vallada y no se puede visitar.

Desde que hago este trayecto, me gusta contemplar las vistas desde las ventanas del tren. Hay momentos en los que uno pierde de vista cualquier atisbo de la ciudad. Es agradable aislarse durante unos minutos de esa manera. Si se va en dirección Pitis - Las Rozas, a la derecha queda la sierra, de la que también se pueden ver panorámicas excelentes. Al lado izquierdo, se puede ver la ciudad de Madrid hasta que las torres de Plaza Castilla se hunden entre la arboleda y desaparecen de la vista. Es por este último lado donde he visto más ciervos, otro de los alicientes de la ruta.

A continuación incluyo algunas fotos que he tomado. Debo advertir de que es muy difícil captar imágenes desde un tren en movimiento, a través de unos cristales a menudo rallados y sucios y con un móvil que no es que tenga una cámara muy buena. Me ha sido imposible captar los ciervos que he tenido el privilegio de ver, y algunas de las imágenes las he tenido que retocar no para falsearlas, sino todo lo contrario: para intentar que se parezcan mínimamente a lo que ven los ojos in situ.













lunes, 21 de abril de 2014

The Big Bang Theory

Dedicado a Gonzalo López Cerrolaza, manager de Sheldon Cooper y presidente del Club de Fans de la Gallina Caponata.

¿Y si en esta entrada no os hablo de una de las mil y una series de moda sino de cierta teoría científica?
¿Y si os cambio por astrofísica la comedia de situación?
¡Estupefactos os quedaríais! ¡Boquiabiertos! Y en boca abierta entran moscas. Y boca que se abre y se cierra, se abre y se cierra, se abre y se cierra, mastica moscas. ¡Pobres moscas!

ATENCIÓN, SPOILERS

Al final de todo este asunto, el Universo tal como lo desconocemos.
No consta que todo sea un sueño de Resines.
Ciertas cosmogonías del Indostán afirman que el engañoso mundo que habitamos no es más que un sueño de Dios.
O quizá no, pero si cierta religión mayoritaria afirma que Dios es a la vez una persona y tres personas, de qué nos vamos a sorprender ahora.
Lo que no está confirmado es que Resines sea Dios.
It's very complicated todo esto: otras cosmogonías (no sé si del Indostán, del Japón, o de las Batuecas) afirman que el mundo es un sueño de Nobita.
O quizá no, pero cosmogonía es una palabra real. Sin embargo, en chiquitistaní no existe la expresión que sería su equivalente, "cosmogonida sesual".
De todas formas, no descartemos demasiado pronto la "teoría Resines": el guión de la vida no es mucho mejor que el de los Serrano.
Quien no se haya imaginado al Dios del cristianismo como un monstruo con tres cabrezas, no sabe lo que es el terror divino.
Los guionistas de los Serrano sí son un sueño de Resines, y mandan sus guiones desde la isla de Perdidos.
Desvelar que todo era un sueño lo justifica todo, con la posible excepción del sueldo de los guionistas.
Hoy en día, si no ves las series de moda y no te gusta el fútbol, no te queda otra que hablar de política.
Los que sí son geniales son los guionistas de la política. Inventarse un personaje como Aguirre, lideresa, expresidenta y piloto de Fórmula Uno, es sublime. O el Aznar Campeador. O Felipe González, señor X y Presidente de la Fundación Felipe González, dedicada a estudiar la figura histórica de Felipe González. Jesús Gil y Gil y tal y tal. ¡Berlusconi!
Sin embargo, el mejor de todos, sin ningún lugar a dudas, es Putin.
Los rusos votan a Putin porque es el mejor superhéroe de cómic que se ha presentado jamás a unas elecciones.
Putin sólo puede ser un sueño de Putin.
En ciertas elecciones, Chuck Norris quiso votar a Chuck Norris como gobernador de Texas y emperador del mundo. Cuando hicieron el recuento, el voto era para Vladimir Putin.
Ciertas cosmogonías del Indostán, ciertas leyendas de la Antigua China, determinadas tradiciones gnósticas, algunas interpretaciones de la Cábala y la totalidad de las profecías de Nostradamus afirman que el fin último del Universo es Putin.
Un día se desvelará la Auténtica y Verdadera Religión, y la gente sabrá que por encima de Dios está Redios y que Redios recibe órdenes directas de Putin.
En cambio, ni ciertas cosmogonías del Indostán, ni ciertas leyendas de la Antigua China, ni determinadas tradiciones gnósticas, ni algunas interpretaciones de la Cábala ni la totalidad de las profecías de Nostradamus afirman que Sheldon Cooper tenga la más mínima porción de divinidad.
Eso sólo lo creen los frikis de las series, herejes dejados de la mano de Putin.

viernes, 4 de abril de 2014

Veinte años no es nada

Hoy me ha dado un disgusto el periódico. Mañana se cumplen veinte años del suicidio de Kurt Cobain, cantante, guitarrista y líder del mítico grupo de grunge, Nirvana. Ya es un intervalo gardeliano, de esos capaces de marchitar frentes, platear sienes y (seguramente, aunque sea otra canción) borrar caminitos. El tiempo pasa, nos vamos volviendo viejos, y no me veo yo contemplando a los jóvenes de ahora con una garrota en la mano y gesto de malas pulgas, diciendo "¡ya no se respeta nada!" (aunque ya no se respete nada y yo sea capaz de empezar un texto sobre Kurt Cobain enlazando a Pablo Milanés y Gardel).

Hace veinte años, probablemente bajo el burlón mirar de las estrellas, murió uno de esos mesías de juventudes, uno de esos ¿falsos? profetas que nada bueno tenían que enseñar a generaciones que nada bueno querían aprender. Uno más de tantos, que además siguió un camino habitual en tales estrellas fugaces: las drogas, la muerte temprana. Uno más, sí, pero el mío, el que me tocó en suerte. Cuando el famoso cantante de las camisas de cuadros, las melenas desarregladas y los jerséis de lana se voló la cabeza, servidor tenía dieciséis años y escuchaba con fervor su música. Entre el uso y el abuso de la distorsión, la famosa dicción a menudo incomprensible del cantante y esa voz que parecía sostenerse por la rabia para no caer en la desgana y el silencio, aquellas canciones resultaban un tanto hipnóticas y, lo que es más importante, no gustaban a los padres, requisito indispensable para convertirse en himnos para los hijos.

Veinte años ya, que pasaron como un suspiro. Porque veinte años no es nada, y es un soplo la vida, y quizá sea el momento de volver... a escuchar alguna canción de Nirvana... aunque
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida

martes, 25 de marzo de 2014

"El cuento de la tarántula", por Surco

En un país devastado por una feroz crisis económica y política, surge un nuevo grupo armado que lucha contra el sistema. Su primer atentado demuestra que es un grupo ambicioso: nada menos que el asesinato de un ministro. La policía está sorprendida por la audacia del ataque, pero aún lo estará más cuando reciba el comunicado en el que el Frente Social Revolucionario reivindica el atentado. Basta con echar un vistazo al vídeo para saber que no se trata de terroristas típicos. Tanto es así que las fuerzas del orden no se pueden creer la autoría del FSR. Literalmente. Para complicar aún más las cosas, el mismo día alguien ha asesinado a un exitoso empresario cercano al político. ¿Estarán relacionadas ambas muertes?

Este es el planteamiento de la novela "El cuento de la tarántula", primer libro (que yo sepa) de Surco, el autor del blog Mileurismo. En el blog (que recomiendo), se analiza con lucidez la situación política y social que vive actualmente este país. Como era de esperar, la trama de la novela también está íntimamente ligada a los tiempos convulsos que nos ha tocado vivir (los mismos tiempos interesantes de la maldición china que dan nombre a este blog, en fin). Este es uno de los atractivos del libro, ya que podemos identificarnos fácilmente con las motivaciones de muchos de sus personajes. Una trama policial bien hilada con ciertos golpes de efecto muy logrados y un excelente desarrollo de los personajes hacen que la lectura sea tan amena como absorbente. Es uno de esos libros que podemos leer del tirón sin que se nos caigan de las manos.

Recomiendo el blog y la novela a los cuatro gatos que me leen. Creo que no se sentirán defraudados. Y al autor le digo que quedo a la espera de más aventuras policíacas del inspector Leza.

Disfruten:

Descarga la novela gratis

lunes, 17 de marzo de 2014

Maravillosa excentricidad

Soy un firme defensor de la excentricidad como forma de vida, como ideal ético y como manera de ver el mundo. Un excéntrico al que se le mete una idea grandiosa en la cabeza y se empeña en llevarla a cabo a pesar de su aparente insensatez, es un tesoro al que hay que cuidar y proteger. Esta clase de personas crea su propio mundo para hacer más rico y luminoso el mundo en el que vivimos los demás. Estoy convencido de que aquello que se dice de los locos, que están próximos al genio, se puede decir con mayor razón de los excéntricos.

Ayer hice una visita que tenía pendiente desde hace mucho tiempo. Fui a Mejorada del Campo, pequeña población de las afueras de Madrid. Este pueblo (en el que por cierto viví fugazmente cuando era pequeño y del que no guardo ningún recuerdo en absoluto, pues mi familia se mudó a Coslada cuando yo tenía dos años) no tendría ningún interés si no fuera por el insensato empeño de un solo hombre, Justo Gallego, alias Don Justo, alias "El loco de la catedral". Quizá algunos recordéis este anuncio de cierto refresco, que dio cierto renombre al personaje (incluso llegó a protagonizar una exposición en el MoMA de Nueva York). Este hombre admirable lleva cincuenta años construyendo por su cuenta (y sin apenas ayuda) una catedral hecha con materiales donados (en muchos casos defectuosos), sin un proyecto formal. Se trata de una construcción enorme inspirada vagamente por el estilo románico que Don Justo dice admirar. Para ser un proyecto tan artesanal tiene sus detalles grandiosos, como la cúpula central. Estéticamente, hay opiniones para todos los gustos: a mí me parece una maravilla. Hay que echarle un poco de imaginación para ver el resultado final, pues aunque las obras están avanzadas todavía queda mucho, pero sinceramente espero que se termine y podamos ver este magnífico templo terminado.

No soy creyente y por lo tanto la motivación religiosa de Justo Gallego no me emociona especialmente. Don Justo, sin duda, pensará que su trabajo es un simple vehículo para la obra de Dios. Yo considero que la inspiración religiosa es un simple vehículo para llevar a cabo esta excentricidad maravillosa.

jueves, 20 de febrero de 2014

Otro microcuento

Un día nos dijeron "estáis viviendo por encima de vuestras posibilidades", y nos redujeron a la supervivencia.

Y así seguimos hasta que nos dijeron "estáis sobreviviendo por encima de vuestras posibilidades".


FIN

martes, 11 de febrero de 2014

Microcuento

El ruido era cada vez más intenso.
- Pero bueno, ¿qué pasa aquí? - grité.
El policía, en lo alto del terraplén, no pareció oírme. Ni siquiera me había visto.
- ¡¿Qué pasa aquí?! - volví a gritar.
Por fin me miró y gritó algo que no pude oír.
- ¡¿Qué pasa?! - insistí.
- ¡Nada! - respondió.
Creí haber oído mal.
- ¡Que qué pasa aquí! - grité más fuerte.
- ¡¡Nada!! - repitió el policía.
El estruendo era aún más fuerte, así que tuve que esforzarme para que se me oyera:
- ¡¡¡Cómo que nada!!!
- ¡¡¡No, que nades!!! - apenas me llegaron sus palabras por encima del estrépito.

Demasiado tarde, ya se me llevaba la corriente.

jueves, 6 de febrero de 2014

Las cárceles


Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo,

van por la tenebrosa vía de los juzgados:
buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen,
lo absorben, se lo tragan.


Miguel Hernández

Hallan muerto en su celda al preso de Elorrio Arkaitz Bellón

...«no constaban antecedentes de patologías médicas que pudieran hacer predecible este desenlace» y que «su fallecimiento apunta a causas naturales», si bien se ha «ordenado la apertura de una información reservada»...



Las cárceles españolas son un agujero: si entras, nadie te ve, nadie quiere saber nada de ti... y es sospechosamente probable que mueras "por causas naturales" a los 35 años de edad en ausencia de "patologías médicas que pudieran hacer predecible este desenlace".

Nadie quiere saber nada, sólo eso explica que nos traguemos siempre lo que nos cuentan: que todas las denuncias de malos tratos, vejaciones y torturas son mentira, que los motines, cuando los hay, siempre están causados por presos violentos a los que les gusta el jaleo y nunca por reivindicaciones justas, que la dispersión tiene sentido, que la finalidad del sistema penitenciario español es la reinserción aunque no se reinserte nadie...

¿Para qué están los muros de una prisión? ¿Para que los presos se queden dentro o para que los de fuera no vean lo que pasa? Si es por lo segundo, son innecesarios: más altos son los muros de la indiferencia. Sólo en el País Vasco hay quien se preocupa por los presos... pero claro, eso es porque son ETA. Reivindicar que un preso tiene derechos humanos es terrorismo. Reivindicar que los familiares no tienen que ser condenados a realizar frecuentes viajes que a veces son de miles de kilómetros es ETA.

¡Basta! No se puede mirar siempre para otro lado. Si los encierran en TU nombre, es TU responsabilidad. Es TU humanidad la que está en juego. ¡Reacciona!

Un poco de lectura:
http://puntodefuga.org/
http://www.etxerat.info/index.php?lang=es
http://www.rebelion.org/docs/127675.pdf
https://www.facebook.com/pages/HUYE-HOMBRE-HUYE/248590351831364
http://www.es.amnesty.org/noticias/noticias/articulo/amnistia-internacional-lamenta-el-rechazo-de-espana-de-las-recomendaciones-de-investigar-las-desapar/?sword_list[]=espa%C3%B1a&sword_list[]=tortura&no_cache=1
http://www.es.amnesty.org/grupos-locales/navarra/grupos/pamplona/paginas/opinion/justicia-y-derechos-humanos/?sword_list[]=c%C3%A1rceles&sword_list[]=espa%C3%B1olas&no_cache=1


miércoles, 5 de febrero de 2014

BANDO


EL EXCELENTÍSIMO ALCALDE DE ESTA VILLA, ante el aumento súbito del nivel de riesgo de Apocalipsis que se ha anunciado en nuestra comarca, HACE SABER:

1. Que este Ayuntamiento, al igual que los gobiernos regional y nacional, SE OPONE TERMINANTEMENTE AL APOCALIPSIS
2. Que para que así conste, desde esta fecha en adelante, se declara PERSONA NON GRATA al APOCALIPSIS
3. Que este Ayuntamiento, su Excelentísimo Alcalde y sus Ilustrísimos Concejales harán todo lo que esté en su mano para evitar en lo posible el Apocalipsis y sus consecuencias
4. Que ya se han tomado medidas muy oportunas a tal efecto
5. Que lo de oportunas no es porque lo digamos nosotros sino porque es así
6. Que entre las medidas tomadas están las siguientes: velas a Santa Brígida, convocatoria de una Oposición extraordinaria para la creación de un cuerpo de Funcionarios Penitentes, evasión de capitales (personales) a Suiza para ponerlos a salvo del Apocalipsis, juicio sumarísimo y posterior ejecución de todos los ediles de la oposición por contubernio pro-apocalíptico, encargo a la empresa Contratas y Cohechos S.L. de un millar de camisetas con el lema “NO AL APOCALIPSIS”, que se repartirán entre la población en fecha próxima, creación de una Comisión Municipal Extraordinaria para Seguimientos de Fenómenos Apocalípticos cuya primera reunión se celebrará este fin de semana en la localidad caribeña de Punta Cana (por motivos de seguridad)
7. Que, a pesar de las diligentes medidas de este Consistorio, debido a la persistencia de un nivel alto de riesgo de Apocalipsis, no es posible garantizar el bienestar, el patrimonio, la salud o la vida de los ciudadanos
8. Que, semanalmente, se publicará un Pronóstico Semanal Municipal de Riesgo de Apocalipsis, que será expuesto en la puerta del Ayuntamiento y reproducido en la Hoja Parroquial de la Iglesia
9. Que los días de alto riesgo de Apocalipsis no se aconseja bajo ningún concepto a los ciudadanos realizar las siguientes actividades: salir de casa, quedarse en casa, viajar, permanecer en el pueblo, comer, ayunar, hacer ejercicio, descansar, dormir, velar, recitar el alfabeto del revés o del derecho, beber bebidas alcohólicas, permanecer sobrio, hurgar narices propias o ajenas, reír, llorar, correr por el vecindario en pelotas gritando “¡YA LLEGA EL APOCALIPSIS, VÁIS A MORIR TODOS!” o cometer pecados, ya sean veniales o capitales, que comprometan la Vida Eterna tras una inminente y más que probable muerte causada por el Apocalipsis


En virtud de todo lo expuesto en los puntos anteriores, el Excelentísimo Alcalde de esta localidad, ORDENA:
1. QUE CUNDA EL PÁNICO


A 5 de febrero de 2014, Francisco Barde, Excelentísimo Alcalde de Fuentetruño de Abajo

martes, 28 de enero de 2014

La confusión

Era una mañana como cualquier otra. Desayunaba, como suelo hacer, sentado delante del televisor antes de ir al trabajo, viendo noticias. Ya me había duchado, tenía mi café, me sentía bien, descansado y un poco somnoliento. No tenía ganas de ir a trabajar pero tenía ya la ropa puesta para ir a trabajar (el traje de Armani, la camisa no sé si era la de Armani o la de los chinos, son muy parecidas) y todo estaba en su sitio. Entonces, de repente, esa mañana que no era diferente en nada a otra cualquiera, oí mi nombre en las noticias. Habían quebrado mis empresas. Me quedé de piedra unos buenos cinco minutos, sin poder hacer nada. Después me di cuenta de que me había tirado el café en la camisa. Fui al vestidor a cambiarme y cogí la camisa de Armani o la de los chinos (en fin, la otra, ya dije que son como gotas de agua). Luego consulté en Internet (desde mi iPhone nuevo) el número de la cadena de televisión. Llamé y dije al teleoperador:
- Soy ------. Quiero hablar con el redactor jefe de noticias.
Me sorprendió lo rápido que me pasaron.
- Señor ------, en qué puedo ayudarle.
- ¿Qué es eso de que han quebrado mis empresas? - le espeté.
- Usted sabrá - contestó.
- Yo no sé nada de ninguna quiebra, ni de ninguna empresa. ¿Qué empresas dice que han quebrado? No tengo ninguna.
- ¿Me puede decir de qué vive usted, señor ------?
- De mi salario, naturalmente. Soy administrativo en una empresa del sector textil...
- ¿Administrativo? ¡Usted posee empresas del sector textil! ¿Hablo con el señor ------ que vive en la calle ------?
- El mismo, y no, no tengo ninguna empresa.
- A mí que me cuenta. Están a su nombre. Aunque ya sé que en realidad no. Porque no es usted el señor ------, sino algún mamarracho al que no he colgado hace ya un rato porque quiero que sea plenamente consciente de lo mamarracho que es. Váyase a la mierda.
Y colgó.

Pensé que ya me ocuparía del asunto, pero tenía que ir a trabajar. Desde luego, en su debido momento se iban a enterar. ¡Contar mentiras de la gente y luego tratarles como locos! ¿Dónde se había visto eso? Hablaría con mis abogados… ¡Y qué modales! ¿Mamarracho yo? Pensando en cómo hacer tragar al plumilla ese sus palabras, llegué a mi plaza de garaje y me monté en el coche. Con mi Ferrari (y la habilidad al volante de mi chofer, todo hay que decirlo) llegué enseguida a la oficina. Estaban todos los compañeros a las puertas del edificio y parecían inquietos. Algunos llevaban pancartas evidentemente improvisadas. Creía que me volvía loco aquella mañana. ¿Qué pasaba? Fui a entrar al garaje para aparcar en mi plaza, pero estaba cerrado. Tuve que aparcar cinco manzanas más allá, en un barrio perfecto para dejar aparcado un Ferrari, pero no quiero hablar de eso porque me adelanto a la historia. Sí, me lo robaron, con el chófer dentro, pero en fin, fui andando de vuelta a la oficina.

Cuando llegué, unos cuantos compañeros se abalanzaron sobre mí, y no con intención de comunicarme su afecto precisamente. ¿Yo qué les había hecho? Intervino para frenar la agresión nada menos que el señor Gutiérrez, mano derecha del jefe. Puso calma y me dijo un poco aparte:
- Me temo que los empleados están un poco descontentos. Será mejor que nos alejemos de aquí.
Me alejé, en efecto, caminando con el señor Gutiérrez. Me ofreció un pitillo, llamándome por mi nombre, y me lo dio de la marca que fumo. Me sentía bien por una vez, arropado por la empresa. Yo tenía la razón de mi parte, pues el asalto había sido del todo injustificado y me reconfortaba saber que don Francisco (pues la repentina confianza que mostraba hacia mí me hacía pensar en él usando su nombre de pila), como agudo observador que era, había podido comprobar que no había sido yo el que había ido a la oficina con ánimo de crear problemas. Sin embargo, después de aquella mañana de sobresaltos, no podía estar del todo tranquilo. Ya medio esperaba que pasara algo para demostrar que mi repentina sensación de seguridad era tan solo un espejismo. Sólo quería disfrutar lo que durase aquel engaño, tomarme un respiro. No duró mucho. Una vez que nos alejamos suficiente de las miradas indiscretas y los oídos diestramente sintonizados, a Gutiérrez le cambió la cara:
- Las cosas están mal. Hay una demanda... - dijo.
Sentí un leve mareo.
- ¿Demanda? - respondí.
- Sí, colectiva contra...
- No me encuentro bien. Disculpe.
- ...contra usted. Oiga... se ha puesto pálido.
- Perdone, - dije, y me alejé de él.
Fui caminando hacia mi coche. Realmente no me encontraba nada bien, pero pensé que alejarme de allí me repondría al instante. Al fin y al cabo, no parecía que hoy se trabajase y estaba plenamente justificado porque todo el mundo se había vuelto loco. ¿Qué mejor motivo para tomarme un día libre? Pensé en comer en mi restaurante preferido (brindaría con el chef por su reciente segunda estrella Michelin), y luego quizá iría al casino y jugaría a la ruleta... rusa, pensé en ese momento. Francesa, me corregí enseguida. El lapsus demostraba que aún no me había recuperado de mi mañana horrible, pero el plan era inmejorable. Lo conseguiría. Desconectaría de la repentina demencia general y quizá se curaría tan de pronto como había comenzado. Entonces volvería a mi vida como si nada hubiera pasado.
Así pensaba cuando llegué al lugar donde debía estar el coche. La plaza de aparcamiento estaba tan vacía de mi vehícula como mi cabeza de pensamientos. Me quedé en blanco. Por suerte un mendigo me asaltó a los pocos minutos, arrojándome a la cara su pobreza hedionda (tan ofensiva para los ojos como para las narices) y murmurando algo acerca de una limosna-por-favor-no-es-para-drogas-es-para-comer, lo que me hizo salir de mi estupor y de aquel lugar (por patas).
Cuando me cansé de correr, caminé sin rumbo por aquel barrio. No sé cuántas horas duró la caminata, ni cuántos altos hice en el camino para beber vasos de vino no apto para el consumo humano en cochambrosas tabernas con más cucarachas que clientela. Esperaba aclararme las ideas con el infecto licor, pero sólo conseguía embotarme más. Caminé y caminé hasta encontrarme, sin saber cómo, arrastrando los pies por un descampado lúgubre a la luz de la luna, cantando etílicas canciones con voz ronca.
De pronto, vi a lo lejos la silueta de un hombre. Él también me había visto y venía hacia mí deprisa. Quise correr para escaparme del presunto bandido (también presunto violador, asesino, vendedor ambulante, etc.). Sólo conseguí dar dos torpes zancadas antes de caer al suelo. Cuando el hombre se acercó lo suficiente, pude distinguir sus rasgos. ¡Se trataba de mi chófer!
-          ¡Hijo de puta! – gritó, y me atizó un puñetazo en la cara.
-          Pero, ¿qué he hecho? – dije, asustado.
-          ¡Por su culpa me han pegado una paliza, me han robado la cartera y me han dejado en este descampado! – enumeró - ¡He estado inconsciente hasta hace poco! Será cabronazo…
-          ¡Y a mí me han robado el Ferrari! – respondí al tiempo que gimoteaba.
-          ¡A la mierda su Ferrari! – concluyó él, dándome otro puñetazo, esta vez en el estómago, y se sentó a mi lado.
Permanecimos sentados en silencio. De vez en cuando yo abría la boca para tratar de decir algo, pero él me lanzaba miradas asesinas que me paraban en seco. De todas formas, no sabía qué decir.
-          No debía haberme quedado en aquel lugar, - arrancó por fin mi chófer – Se lo dije. Un Ferrari en un barrio como aquel, ¿a quién se le ocurre? Podría haber vuelto a casa, para luego regresar a recogerle. Pero claro, usted no tiene ni idea de lo que significa un Ferrari en un barrio pobre. “No, no te vayas. Quiero que esperes a que salga del trabajo”.
De nuevo se hizo el silencio. Yo empezaba a tener frío y quería irme de aquel lugar, pero no me atrevía a decir nada por temor a que me cayeran más puñetazos. Con dos iba servido. Se me hizo eterna la espera.
-          Hace frío, - dijo él al cabo de los siglos (minutos, supongo).
Asentí. Él se levantó y echó a andar hacia la ciudad. Caminaba rápido. Le pedí a gritos que me esperase, pero no aflojó el paso. Me puse de pie y le seguí. Tenía frío así que metí las manos en los bolsillos de la americana para calentarlas, con poco éxito. Noté que tenía los bolsillos llenos de papeles arrugados. Cruzamos el descampado sin decir palabra. Cuando llegamos al borde de la ciudad, él se detuvo y yo también. Quizá él pensaba hacia donde ir; yo no pensaba nada. Sin darme apenas cuenta de lo que hacía, saqué uno de los papeles del bolsillo. No pude ver lo que era: una ráfaga de viento me lo arrebató de las manos entumecidas por el frío. Empecé a sacar más papeles: eran billetes de 500 euros. ¡Decenas de billetes! Mis manos torpes no podían retenerlos. Los billetes volaban como una bandada de pájaros que ha perdido la orientación, como mariposas ciegas o como capitales en pena buscando un paraíso fiscal donde posarse y descansar de la fiscalidad progresiva. Revoloteaban sin rumbo, a merced de las ráfagas de viento helado que los sacudían de aquí para allá. Pronto se perdían en la oscuridad sin despedirse. Cuando quise darme cuenta, ya apenas me quedaban papelitos. Luché por retener los últimos, pero mis dedos sólo pudieron agarrarse a uno. ¡El último! Quinientos euros. Con ese dinero podría…
-          ¿Qué es eso? – preguntó mi chófer, que de pronto se había percatado de la alocada fuga de capitales.
Me arrebató el billete de las manos y lo miró.
-          Ya sé lo que es. ¡Mi compensación por la paliza de antes! – dijo y salió corriendo.
No pude seguirle. Estaba demasiado cansado.
Vagué por la ciudad. A esas alturas ya no sabía quién era. No era un magnate, ni siquiera un magnate arruinado. Tampoco un modesto subalterno. No podía volver a mi casa: si ya no era el que había sido, mi casa tampoco sería mi casa. Buscaba un lugar donde caerme muerto por barrios que parecían construidos para almacenar más que alojar a las clases bajas. Iluminado a trechos por las pocas farolas que no estaban rotas, caminaba sin sentir nada. Por fin llegué a una esquina que me resultaba vagamente familiar. En el suelo había unos cartones vacantes. Entre los cartones había uno en el que estaba escrita la siguiente leyenda:
“No soy nadie. Una limosna para nadie, por favor”

Supe que había encontrado mi lugar y me senté sobre los cartones. Así acaba la historia de cómo llegué aquí. ¿Y tú?