miércoles, 17 de diciembre de 2014

Segovia, tú antes molabas

En 1520, el recién coronado Carlos I convocó a las Cortes de Castilla en Galicia. Las Cortes estaban de capa caída: cada vez eran menos el órgano de representación protodemocrático que habían sido en la Edad Media y sólo se convocaban para pedir dinero y juntarse los amigotes para tomar algo. La última moda en Europa era el absolutismo, lo más cool era arrodillarse ante un rey.

Los ciudadanos de Segovia estaban mosqueados con este rey alemán y sus ambiciones imperiales. El Nuevo Orden Mundial de la época colocaba a las prósperas ciudades castellanas en un segundo plano. Lo que tenían que hacer era callar y pagar. Así que se reunieron en una plaza convocados por el 15M y Democracia Real Ya. Cuando amainaron los cánticos de "que no, que no, que no nos representan" y "ni lo llaman de democracia ni lo es, oé oé oé, ni lo llaman democracia ni lo es", empezaron los turnos de palabra. No fue una asamblea larga: enseguida decidieron que no iban a dar "ni un puñetero maravedí al germano cabrón", según quedó anotado en el acta. Después de la corta deliberación, volvieron los cánticos. "Sí se puede, sí se puede"...

Entonces los ciudadanos de Segovia se dirigieron a la casa del procurador, que era quien debía representar a la ciudad en las Cortes. Estaba ya haciendo la maleta para emprender el viaje a Coruña, pensando si debía meter el jersey gordo, porque en Galicia suele refrescar, o la rebequita, que pesa menos. La algarabía de la calle le sacó de tan profundas cavilaciones:

- ¡Eh procurador! Vente p'acá, chavalote, que tenemos que decirte una cosa - gritaba el portavoz de la ciudadanía segoviana.
- ¡Dejad de hacer bulla, que estoy ocupado haciendo la maleta! - dijo el buen hombre.
- ¡Que salgas ya o te sacamos! - gritó el portavoz.

El procurador se dio cuenta de que no tenían intención de dejarle en paz, así que salió a la calle para terminar con esto cuanto antes.

- Oye, que hemos pensado una cosa... Que se supone que representas a la ciudad de Segovia y tal, ¿no? - dijo el portavoz.
- Así es, para eso soy Procurador en Cortes, para que el noble pueblo de Segovia tenga voz ante el Monarca que rige los destinos del Universo - respondió el procurador.
- Vale, pues déjate de discursos. Ya hemos decidido lo que tienes que decir en las Cortes esas. Que no soltamos un duro. Segovia no va a financiar los delirios de grandeza del baranda ese, ¿queda clarinete? - resumió el portavoz de los ciudadanos con un tono como muy de "no me no me que te que te".

El resto de la ciudadanía contemplaba la escena. El procurador echó un vistazo al noble pueblo de Segovia y supo leer lo que decían aquellos rostros: "Cuidadito que estoy mu loco". Accedió y partió a Coruña con un mandato claro.

Cuando llegó a la ciudad gallega, tuvo la siguiente conversación con el Emperador:
- ¡Qué pasa Su Majes!
- Schumacher serr piloto fórrmula 1. Yo emperradorr.
- Claro, claro.
- Buen piloto Schumacher perro emperradorr serr más que piloto de fórrmula 1. Bueno, ¿qué tal porr Segovien? Buen cochinillo, ¿eh? Y ese acueducto, ¿seguirr en pie? Romanen dabuten. Yo le habrría puesto corrtinen perro esa es otrra historria.
- Todo bien por Segovia... Ninguna rebelión ni nada parecido. Jeje. Que oye... qué te iba yo a decir... que me han cogido por banda los segovianos y me han comentado... esto... que de pagar nanai.
- Qué serr nanai.
- Nein.
- Palabrra rarra nanai. No gustarr eso de pagarr nein.
- Pues parecía que iban en serio, mein liebe führer.
- Ya verremos - concluyó el Emperador.

Al día siguiente el procurador de Segovia fue el invitado especial del rey que no escatimó en gastos. Buen marisco de las rías, albariño, strippers, cubatazos, fotos con el Pequeño Nicolás... En fin, se lo pasaron en grande. Ya estaban con el habano y la copa de coñac cuando el monarca dijo:
- Entonces, ¿Segovia pagarr?
- Lo que haga falta, tronco. Por ti lo que haga falta, eres mi mejor amigo - dijo el procurador, que iba ya un poco pedo y estaba en la fase de exaltación de la amistad.

Tras la juerga, se reunieron las Cortes y el voto de Segovia fue contrario al mandato que los ciudadanos habían dado al procurador.

Cuando llegó a Segovia, el representante infiel entró a la ciudad poniendo cara de despistado. Un vecino le reconoció:
- ¡Eh tú, procurador! - saludó el vecino.
No hubo respuesta.
- ¡Eh procurador! - repitió el vecino.
- ¿Es a mí? - preguntó el procurador haciéndose el tonto.
- ¡Pues claro que es a ti, pájaro! - dijo el vecino, y luego hizo la pregunta que el otro estaba temiendo - ¿Qué tal en Galicia?
- Ah, pues muy bien, muy bien. Apenas me ha llovido. Muy rico el pulpo, todo muy bonito, por no hablar de la gente... - respondió el procurador.
- Ya ya... pero ¿cómo se ha tomado el emperador que no le vayamos a pagar? - cortó el vecino.

Se hizo el silencio más absoluto. Toda la ciudad parecía estar esperando la respuesta. Tras una ventana con visillo, una vieja observaba.

- Oye, que te he hecho una pregunta - dijo al rato el vecino.
- ¿Cómo? Perdona, estaba despistado. ¿Cuál era la pregunta? - respondió el procurador.
El vecino suspiró, pensando "qué paciencia", y dijo:
- Que cómo se ha tomado Carlos de Gante que no queramos pagarle.

De nuevo, el silencio. Una bola de paja pasó rodando. La vieja'l visillo se ajustó el sonotone.

- Que le has dicho que vamos a pagar, ¿no? - adivinó finalmente el vecino.
- Yo... pues... digamos que... es una forma de hablar, ¿no? Todo es relativo, según se vea, yo no lo diría de forma tan drástica, pero bueno... en fin, para resumir... digamos que sí - balbuceó el procurador al tiempo que intentaba escabullirse.

El procurador corría, pero no avanzaba. Una mano agarraba firmemente su camisa y le sostenía en el aire mientras sus piernas se agitaban inútilmente.

Al día siguiente, uno de los árboles de la Plaza Mayor lucía un extraño adorno, sin ser Navidad ni nada.

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Segovia sigue teniendo muchas cosas que molan. Pasear por la ciudad, una de las más hermosas de Castilla, es una delicia, y sus asados tienen justa fama. Sin embargo, hoy en día apenas se cuelga a los que se pasan la voluntad del pueblo por el arco del triunfo.

Segovia, tú antes molabas.