martes, 27 de mayo de 2014

Si las europeas fueran unas generales... gran coalición o a repetir

Parece ser inevitable que unas elecciones europeas se interpreten en clave estatal y se extrapolen sus resultados a unas hipotéticas elecciones generales en las que los mismos partidos obtengan los mismos porcentajes de voto. Seguramente no sea riguroso hacerlo, pero sin duda unas elecciones, sean del tipo que sean, son un indicador a tener en cuenta a la hora de interpretar las inclinaciones políticas de la ciudadanía, por lo que no me parece inútil el análisis.

Una primera corrección a los resultados europeos sería tener en cuenta las diferentes formas de repartir los escaños en unas elecciones europeas (circunscripción única en el estado español) y unas generales (circunscripción provincial). Como ya alguien se ha tomado la molestia de hacer los cálculos, remito al lector aquí y me ahorro hacerlos yo.

Mucho se ha hablado de que estas elecciones significan el fin del bipartidismo en el sistema político español. En efecto, tanto PP como PSOE han obtenido unos resultados bastante peores que en anteriores elecciones. La paradoja, sin embargo, es que si en las elecciones generales próximas la gente votara lo mismo que en estas europeas, el resultado sería, en mi opinión, un gobierno de PP y PSOE, la famosa gran coalición de la que ya se ha hablado bastante en los últimos días. O eso, o habría que repetir las elecciones, porque no creo que haya otra coalición posible.

Utilizo los cálculos de Milhaud que enlazo más arriba. El resto de esta entrada no es más que un copia-pega de un comentario que he dejado en  la bitácora Mileurismo.

De los 350 diputados, PP y PSOE siguen acaparando una amplia mayoría: 244. Por lo tanto, las posibles coaliciones han de incorporar a uno u otro. Dejemos de momento de lado la posibilidad de la gran coalición, y centrémonos en qué podría hacer el PP sin el PSOE y viceversa. Si llegamos a la conclusión de que nada, sólo nos quedará la posibilidad de la gran coalición.

El PP sin el PSOE:
Es imposible que el PP pacte con: IU, Bildu, ERC, BNG, Compromís/Equo y Podemos (en total 68 escaños, más 106 del PSOE nos dan 174 escaños). Es decir, que para gobernar necesitaría todos los demás, los 176 restantes. Estoy siendo generoso suponiendo a estas alturas que el PP podría (cambiando mucho el PP, los convergentes, los jeltzales, o todos ellos) con CiU y PNV. Lo que ya es imposible es pensar que puedan gobernar con esos dos más VOX, UPyD y Ciudadanos. Agua y aceite no se mezclan. Por lo tanto el PP no puede gobernar sin el PSOE.

El PSOE sin el PP:
El PSOE no puede pactar en ningún caso con Podemos ni con VOX. El primero, porque el discurso contra los “partidos de la casta”, entre los que indudablemente están los socialistas, es demasiado fuerte, y el segundo porque puestos a gobernar con alguien VOX optaría por el PP. En total son 20 escaños, más los 138 del PP, 158. Tiene un margen de solo 6 escaños. Entre Ciudadanos y UPyD suman 14, y estos son como agua y aceite con los nacionalistas, que suman bastantes más. Por lo tanto, el PSOE no puede gobernar sin el PP.

Entonces, si nadie puede gobernar sin PP o PSOE, el PP no puede gobernar sin el PSOE y el PSOE no puede gobernar sin el PP… o gran coalición o se repiten las elecciones.


viernes, 23 de mayo de 2014

Disculpas, excusas... ¿y las dimisiones?

El alcalde de Sestao sobre los inmigrantes: "La mierda ya no viene porque la echo a hostias"

Parece que se ha abierto la veda. No sé si se trata de una competición a ver quién dice la burrada más grande, la mayor estupidez, o quien muestra más caradura, pero los políticos están sembrados últimamente. Incluso podría tratarse de una competición (muy igualada) entre la indignidad y la idiotez. La sociedad ha renunciado a considerar a sus políticos ejemplos de nada bueno, pero ¿no podrían al menos ser tontos o malvados de forma más discreta? Al menos nos ahorrarían este espectáculo lamentable...

Pero no. La cosa sigue. Y al igual que Cañete cuando dice "me disculpo pero hay que ver lo mala que es la gente, que critica mis faltas de acierto" (ojo, los simples mortales cometemos errores, los dioses del Olimpo como mucho "faltas de acierto"), vuelven a meter la pata al intentar arreglar las cosas:

El alcalde de Sestao no dimite y dice que 'no podemos permitir que haya personas que vengan a robar'

Pues bien, señor Bergara, no es que sus palabras fueran inadecuadas. Son horribles e inaceptables y debe dimitir o, si no tiene la suficiente vergüenza para hacerlo, su partido debe echarle a patadas (no sé si es cierta la denuncia de SOS Racismo de que se niega a empadronar inmigrantes: si es cierta, no basta con dimitir sino que merece usted una sanción penal ejemplar). Aunque aceptemos su excusa de que sólo se refería a los delincuentes, llamar "mierda" a cualquier persona no se le debe permitir a un político. Los delincuentes no son mierda: son personas que infringen el código penal. Ni siquiera los políticos prepotentes que llaman "mierda" a la gente son mierda, aunque den el mismo asco. Siguen siendo personas, aunque sean personas sin un mínimo de decencia.

(En cuanto a Cañete, mi recomendación es que deje de intentar arreglar las cosas. Si piensa que sus adversarios políticos deberían aplaudirle por las burradas que diga en campaña electoral, que se lo cuente a su asesor de campaña para que le dé una didáctica colleja. Y recuerde que ya la frase que se le critica era para intentar "arreglar" su poco brillante actuación en el debate cara a cara con la candidata del PSOE: déjelo, de verdad, es mejor para usted)

jueves, 15 de mayo de 2014

El hombre que podía vender casi todo

El vendedor veterano había llegado a pensar que, con su experiencia y su habilidad, podría vender cualquier cosa. Aquellas dos eran muchas, pero esto de ahora era demasiado. No había derecho que premiaran su trabajo de años haciéndole vender extraños artefactos invendibles. Esto no era un reto, como le había dicho el jefe. Era un marrón. Y una puñalada por la espalda.
    Naturalmente, en el breve intervalo entre la apertura de la puerta y su posterior cerrado en plenas narices del comercial, ante la incrédula mirada de la paciente ama de casa, aquello era un invento maravilloso. Lo último en Singapur y Londres. Todos quieren tenerlo, señora. Como puede observar está hecho exclusivamente de papel de primera calidad. Y todas estas hojas de papel unidas por un margen, a las que llamamos páginas, están llenas de letras. ¡Puede verlo usted misma! Puede ir leyéndolas secuencialmente pasando estas páginas que le decía de esta manera. ¿Verdad que es fácil? Si desea abandonar la lectura para luego retomarla más tarde, basta colocar un objeto plano entre la página que está leyendo y la contigua y cerrar el artefacto, al que llamamos libro, sin mayores preocupaciones, pues podrá localizar el lugar exacto donde dejó de leer sin ningún problema. Y en este momento el vendedor veterano hizo una demostración práctica con un papelito, con una loncha de jamón serrano y con su propia lengua. ¡Eceledte pegunta, señoda! Eso es lo mejor de todo. Todas esas letras que están en las páginas, si las lee secuencialmente tal como le he mostrado, lo que le cuentan es una historia que jamás ha sucedido. ¡Efectivamente, una trola como una catedral!
    ¿Cómo pretendían que vendiera eso? ¡Y además, sin casco, con lo duras que son algunas puertas! Perra vida, pensó el vendedor. Ir puerta tras puerta y encontrar en una el desprecio, en otra la ira, en otra la burla y en todas dar pena.
    - ¡Qué cabrones, hacerme vender esta mamarrachada! - dijo, sujetando en la mano el objeto que se había convertido en su condena.
    Entonces miró el libro, se sentó en un escalón, y lo abrió por la primera página. ¿No era, al fin y al cabo, lo último en Tokio y París? O en Nueva York y Tres Cantos, no estaba seguro, pero sí recordaba vagamente haber oído que era realmente lo último en algún lugar. Empezó a leer. Absorto, fue pasando páginas con una destreza adquirida durante miles de demostraciones, a intervalos más o menos regulares. De vez en cuando miraba a su alrededor como si hubiera olvidado donde estaba, y luego volvía a mirar la página. Horas más tarde, cerró el libro después de haber leído las últimas palabras.
    Había sido, mientras leía, un príncipe medieval que viajaba en el tiempo para salvar a su amada, que estaba cautiva de unos malhechores intergalácticos. Era una cosa muy extraña. Se había dado cuenta de que podía ser otra persona. Pensativo, bajaba la escalera cuando se tropezó con un vecino que ya tenía la llave en la mano para abrir la puerta de su casa. Decidió abordarle antes de que eso pasara.
    - ¡Buenas tardes, caballero! ¿Tiene usted un minuto para admirar un prodigio que causa furor en Berlín y Estambul? ¡Mire qué hermosura! ¿Y para qué sirve, se preguntará? Déjeme que se lo muestre...
    El vendedor veterano dio lo mejor de sí ante aquel hombre que le miraba boquiabierto. Se gustó tanto que hasta lo alargó un poco más de lo necesario. Finalmente dijo:
    - ¡Y además se lo dejo muy barato! Le cambio todos los libros que contiene este maletín por esas llaves que tiene en la mano.
    - Sin duda, eso parece más caro que unas llaves, aunque sólo sea por el maletín... - dijo el otro, se rascó la cabeza, pensó unos segundos, y respondió: - ¡Trato hecho!
    - No se arrepentirá. Y ya que está usted haciendo tan buenos negocios, le cambio un hermoso uniforme de vendedor casi nuevo. ¡Toque, toque! Es buen género...
    - Lo es... ¡de acuerdo!
    Los dos hombres se cambiaron la ropa:
    - La verdad es que me queda bien este uniforme, - dijo el vendedor novato.
    - Como un guante, - respondió el otro mientras hacía girar la llave.
    - ¡Oiga! ¿No le interesaría comprar esta maravilla que es lo último en Bruselas y Tombuctú? ¡Me los quitan de las manos!
    - La verdad es que no, - respondió el ex-vendedor veterano, entrando sin más en la casa y cerrando la puerta en las narices al novato.
    Caminó por el pasillo hacia la luz que podía verse en el salón. Cuando entró en éste, dijo:
    - ¡Hola, cariño!
    - Hola, amor, - respondió su nueva esposa, sin dejar de mirar el televisor – tienes pollo en el frigorífico. Caliéntatelo si quieres cenar.
    - Bien... ¿Y los niños? - preguntó - ¿Ya están acostados?
    - No tenemos, - dijo la esposa bostezando.
    - Mejor, cariño, dan mucha lata – dijo el ex-vendedor y se fue a la cocina en busca de su pollo.

martes, 6 de mayo de 2014

Injusticia

Dios es llamado misericordioso porque perdona nuestros pecados si nos arrepentimos.

Sin embargo, nadie dice nada del Diablo, que perdona todas nuestras virtudes si pecamos suficiente.