viernes, 2 de diciembre de 2011

El pueblo

El pueblo, aparte de ser el lugar donde viven los padres o los abuelos de uno y donde veraneamos cuando no tenemos pasta para irnos a Cancún o a París, es un concepto peligroso en según qué manos, como Dios o la libertad.

El pueblo es, precisamente, la gente que a veces no tiene más remedio que veranear en el pueblo.

El pueblo, unido, jamás será vencido, pero nunca se une y siempre es vencido.

El pueblo es la gente que va en el Metro. Esa que huele mal y no deja salir antes de entrar.

El pueblo es quien a veces grita en las calles para oponerse a los que susurran en los despachos. Se le ve venir al pueblo, por eso llevan las de ganar los de los despachos.

Sentirse parte del pueblo nos llena de fraternidad y buena voluntad porque olvidamos que ese vecino que nos cae fatal también forma parte del pueblo.

El pueblo nunca se une y siempre es vencido... pero algo de poder debe tener cuando tiene tantos aduladores. "El pueblo ha hablado". "El pueblo nunca se equivoca". ¡Ojo! Un adulador siempre quiere algo a cambio de sus adulaciones.

Al pueblo a veces se le añade la coletilla: español, francés, catalán, indio... Al pueblo le cuesta globalizarse, por eso los comunistas se inventaron aquello de "proletariado".

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