Quizá toda la historia humana esté plagada de despropósitos, pero si preguntáramos a alguien elegido al azar en la calle cuál es la época en la que más han abundado, no es del todo improbable que nos hablara del ascenso del fascismo, el nazismo y la Segunda Guerra Mundial. Hoy, gracias a los inescrutables caminos de Internet, he descubierto un despropósito maravilloso: la historia de Theodore N. Kaufman y un panfleto perfectmente idiota, "Germany Must Perish!". Lo que sigue apenas es más que una traducción resumida del artículo de Wikipedia (en inglés) sobre el personaje.
Theodore Newman Kaufman fue un judío americano de origen alemán, nacido en Manhattan en 1910. Fue propietario de una agencia de publicidad, el negocio con el que se ganó la vida. También era dueño de una editorial, Argyle Press. Con esta segunda empresa no buscaba el lucro: la intención era publicar sus propias ideas políticas. Kaufman se oponía radicalmente a la intervención de EEUU en cualquier guerra europea. Fue fundador de la "American Federation of Peace": posiblemente también era su único miembro.
Su salto a la fama llegó en 1941, cuando publicó su panfleto más célebre, titulado "Alemania debe perecer". El título era fiel al contenido. Convencido de que el pueblo alemán era culpable de todas las guerras de gran envergadura que se habían producido en el planeta, su autor defendía que la única manera de alcanzar la paz duradera era borrar a Alemania del mapa. En efecto, la propuesta comenzaba con dicho borrado, literalmente: incluía un mapa con una partición de Alemania entre sus vecinos. Sin embargo, la cosa no podía quedar así. Kaufman no subestimaba la fuerza del nacionalismo alemán, que sin duda resurgiría si cabe con más fuerza tras el reparto. La "solución final" (tomando prestada la expresión de otro sitio: no me consta que Kaufman usara tales palabras, aunque sería una ironía extraordinaria) tenía que ser más audaz. Era necesaria la eliminación del pueblo aleman mediante su esterilización en masa. Por supuesto, todo tiene su justificación. Los alemanes, causantes de todas las guerras que habían asolado al mundo, eran una nación criminal. De la misma manera que los códigos penales se hacen cargo de los criminales llegando en casos extremos a la pena de muerte, un pueblo criminal debía ser castigado con contundencia. Visto así, la esterilización incluso tenía un aspecto humanista, pues evitaba la crudeza de la eliminación física directa de los individuos.
En su país natal, el libro de Kaufman y su descabellada propuesta pasaron sin pena ni gloria. Sin embargo, alcanzaron la fama en Alemania. Lo portentosamente idiota de esta historia tiene mucho que ver con lo predecible del resultado. Recordemos que Kaufman era, además de gilipollas, judío. Fueron las autoridades nazis, con Goebbles a la cabeza, quienes hicieron al libro de Kaufman una promoción que para sí la quisiera cualquier escritor. Elevaron la importancia del personaje de mindundi a reputada personalidad con influencia incluso sobre el presidente Roosevelt. En cuanto al panfleto, de excentricidad lo auparon a conspiración judaica mundial. Los nazis llegaron a justificar alguna de sus tropelías antisemitas (por ejemplo la expulsión de los judíos de Hanover en septiembre de 1941) con el libro de marras.
"Pocos americanos han oído hablar de su destacado compatriota Kaufman... En Alemania todos los niños le conocen desde hace tiempo", publicó la revista estadounidense The Nation en 1942."Ningún hombre ha hecho un perjuicio más irresponsable a la causa por la que su nación está luchando y sufriendo que Nathan (sic) Kaufman", escribió el periodista estadounidense Howard K. Smith. La revista Time comparó su libelo con la sátira "Una proposición modesta", de Swift... haciendo la salvedad de que la obra de Kaufman no era una sátira.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Theodore N. Kaufman se retiró de la vida pública y nunca más se volvió a saber de él.
interesantísima historia. nunca sabe uno las implicaciones que va a tener a largo plazo lo que uno puede considerar trivial. me recuerda cuando en Berlín un burócrata llamado Guenter Schabowski fue encargado de dar una rueda de prensa para anunciar unas pequeñas concesiones para permitir a algunos ciudadanos cruzar el muro, a implementar algunos meses después (para apaciguar el descontento general). Schabowski fué sin revisar el documento, a leerlo ante los periodistas. tras una hora y media de leer los comunicados oficiales, todos estaban somnolientos. Cuando llegó a la parte de los viajes, por un malentendido un periodista creyó entender que se permitiría el paso a todos los ciudadanos. Cuando le preguntaron cuando entraría en vigencia la medida, al no recordad en que página estaba apuntado, respondió "inmediatamente". Antes que el gobierno comunista se diera cuenya, ya las multitudes estaban desmontando el muro. Por un momento consideraron dispersarlos a tiros, pero eran ya demasiados yasí fue como el muro cayó por una mala conferencia de prensa
ResponderEliminarMuy grande esa historia también :)
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